En el rápido y dinámico mundo del consumo de aplicaciones digitales, redes sociales, tendencias, consumo de inteligencias artificiales y avances tecnológicos, el diseño de productos digitales no ha quedado fuera.
Hoy en 2024, la evolución de la tecnología ha jugado un papel muy importante, transformando no solo los productos digitales que consumimos día a día como usuarios, sino también los procesos mediante los cuales estos productos son ideados, planeados y desarrollados.
Uno de los avances más significativos en los últimos años ha sido la integración de la Inteligencia Artificial en diferentes procesos, y en el diseño de la experiencia de usuario (UX) no fue distinto. Teniendo en cuenta que UX es una ciencia social, que analiza comportamientos humanos y detalla características y tendencias de cómo se ven enfrentados a diferentes estímulos digitales y experiencias.
Al mirar hacia atrás, podemos apreciar cómo las prácticas de diseño UX han evolucionado, desde el hecho de imprimir plantillas de Customer Journey Maps en una imprenta y pegarlo en las paredes de una oficina en el cliente, transformándola en una War Room, tener plumones, post-it y masking-tape, socializar en tiempo real con los involucrados e interesados en el proyecto, los equipos de desarrollo y gerentes de áreas, personas que por su rol dentro de una compañía, muchas veces solo contaban con 15 minutos con reloj en mano para poder asistir y participar.
Imprimir plantillas con el contorno de un smartphone con una grilla con puntos donde poder plasmar de manera colaborativa los componentes de las interfaces y ver cómo van quedando, tomando decisiones de diseño, rayando, descartando y validando ¡Qué tiempos aquellos!
Esta transformación no es solo una cuestión de herramientas tecnológicas; refleja un cambio fundamental en cómo entendemos y respondemos a las necesidades y expectativas de los diferentes usuarios.
A través de este artículo, ya sentando una base de cómo se hacían las cosas antes de la irrupción de las Inteligencias Artificiales, examinaremos cómo la IA no solo ha optimizado el proceso de diseño de productos haciéndolo más eficiente, sino que también ha podido abrir nuevas posibilidades para la innovación, de alguna manera redefiniendo lo que significa crear experiencias de usuario que realmente resuenen en un mundo digitalmente muchos más conectado.
El diseño de la experiencia del usuario, en sus inicios, era un campo gobernado más por la intuición y las metodologías de libro que por los datos y la tecnología.
Antes de la llegada de las herramientas digitales como Figma, Miro, Maze y la inteligencia artificial, el diseño UX dependía en gran medida de la observación directa, la empatía y el entendimiento profundo de las necesidades y comportamientos humanos de manera presencial, y no es que no se haga ahora, en ese momento era lo solo lo que teníamos a disposición, hoy tenemos gran variedad de opciones.
Las herramientas de aquel entonces eran principalmente analógicas. Los consultores en experiencias de usuario dependían de rotuladores, plantillas impresas con la silueta de un smartphone, una tablet o una pantalla de navegador, que ayudaban a esbozar y planificar las interfaces de usuario.
Los prototipos se construían físicamente, lo que significaba un proceso más lento y menos flexible en comparación con las herramientas de prototipado digital de hoy.
La retroalimentación de los usuarios se recogía y analizaba manualmente, un proceso que, aunque meticuloso, estaba sujeto a interpretaciones por diferentes expertises o fallas en la tabulación... muy lógico, somos humanos y podemos equivocarnos bajo cierta presión.
Limitaciones y desafíos en la era Pre-IAs del UX
Esta era de UX pre-IAs enfrentaba varios desafíos, como por ejemplo:
1. Considerar dentro de un proyecto el tiempo de movilización de perfiles de UX a la oficina de un cliente y los recursos necesarios para realizar estudios de campo extensos eran significativos y generaban valor a la investigación.
2. La falta de herramientas analíticas avanzadas significaba que los datos recopilados servían a un nivel de profundidad media y no tan explotados como hoy en día. Ayudaban para tomar decisiones, pero sin duda, había cosas que no sabíamos que podíamos considerar, ya que muchos procesos eran manuales.
3. El proceso de iteración era lento, por diferentes factores, lo que afectaba la capacidad de responder rápidamente a los cambios de parte del negocio o por las necesidades o comportamientos del usuario.
Aceleración Digital y UX Post-Pandemia
La pandemia global y los encierros representaron un punto de inflexión para el diseño, la creación y desarrollo de productos digitales, acelerando de manera significativa la adopción de tecnologías digitales y transformando la manera en que interactuamos con productos y servicios.
Un nuevo nivel de demanda de productos digitales significa una alta creación y optimización de UX para los usuarios.
Con el mundo confinado a sus hogares, los patrones de consumo y las expectativas de los usuarios cambiaron drásticamente. El aumento en la necesidad y uso de plataformas digitales para el trabajo, la educación, el entretenimiento y las compras obligó a las empresas a reevaluar y rediseñar rápidamente sus experiencias de usuario para adaptarse a estos cambios.
El UX se convirtió en una pieza clave para garantizar que los productos y servicios no solo fueran accesibles y fáciles de usar, sino también reconfortantes y relevantes en un momento de incertidumbre global.
El Proceso de Diseño de Producto con Inteligencia Artificial
La incorporación de la Inteligencia Artificial (IA) en el diseño de productos ha marcado una nueva era en la creación de experiencias digitales. Esta integración no solo ha optimizado los procesos existentes, sino que también ha abierto caminos para innovaciones disruptivas.
Herramientas de IA en experiencia de usuario
Las herramientas de IA han revolucionado la forma en que se conceptualizan y se desarrollan los productos. Sistemas de IA como el aprendizaje automático y el procesamiento de lenguaje natural permiten a los diseñadores comprender mejor las necesidades y comportamientos de los usuarios a través del análisis de grandes cantidades de datos.
Estas herramientas pueden identificar tendencias emergentes, predecir ciertos problemas de usabilidad y ofrecer esta detección en menos tiempo. Algo que antes era impensado o bien, solo se veía en las películas futuristas de ciencia ficción, ¡hoy es una realidad!
Además, la IA puede automatizar tareas repetitivas en el diseño, como la creación de wireframes y prototipos, liberando a los consultores de UX para enfocarse en aspectos de gestión, investigación o bien dar un aporte mucho más estratégicos del proyecto.
El uso de la IA también facilita un ciclo de mejora continua en el diseño de productos. Al monitorear constantemente cómo los usuarios interactúan con un producto,la IA puede proporcionar insights y recomendaciones para iteraciones futuras. Esto significa que el diseño de productos ya no es un proceso estático, sino uno dinámico y en constante evolución, donde el aprendizaje y la adaptación son continuos.
A pesar de sus ventajas, la integración de la IA en el proceso de diseño de productos también plantea desafíos. La dependencia de los datos requiere unaconsideración cuidadosa de la privacidad y la seguridad del usuario. Además, existe el riesgo de que la automatización pueda deshumanizar el proceso de diseño, por lo que es crucial mantener un equilibrio entre la eficiencia de la IA y la empatía humana.
Es por esto que, para ciertos servicios de Experiencia de usuarios desde CleverIT, cuando existe un producto que debemos construirlos desde cero, tenemos en mente como la IA nos puede apoyar en el proceso,añadiendo al IA como una herramienta más dentro del flujo.
Somos conscientes de los beneficios y cuando nos vemos enfrentados a crear un producto digital desde cero solicitamos apoyo a la IA en estas tareas, destacamos estos puntos, que a futuro pueden ser más ya que está en constante iteración basado en diferentes percepciones y experiencias:
1- Automatización de tareas repetitivas.
2- Generación de ideas y variantes.
3- Análisis de datos recogidos.
4- Documentación de procesos.
5- Simulaciones de ambientes de testing.
6- Refinamiento de resultados y muestra de tendencias.
Para nosotros como equipo es una asistencia inmersiva ya que, si bien nos facilita la búsqueda, la recopilación y entrega de datos, aprendemos del proceso y nos nutrimos constantemente del producto.
Algunas actividades en las cuales solicitamos apoyo de herramientas de IA dentro de nuestros procesos son:
Generación de backlog de tareas en ChatGPT.
Proceso de discovery de productos.
Generación de plantillas para arquetipos.
Aceleración del proceso script de entrevistas.
Uso de diferentes plugins para Figma.
Guía para la creación de presentación ejecutivas y diferentes audiencias.
Para tener en cuenta y reflexionar
A pesar de los avances tecnológicos, un elemento sigue siendo central en el diseño de productos: el factor humano. La IA, con todas sus capacidades, no reemplaza la necesidad de empatía, creatividad y comprensión profunda de las experiencias humanas.
La tecnología debe ser vista como una herramienta que amplifica y complementa estas cualidades humanas, y en ningún caso como un sustituto de ellas.
Como diseñadores de productos y Consultores en UX, debemos saber cuando puede ayudar las herramientas de IA, y si creemos que no ayudará no la usamos, debemos saber cuando aplican estas herramientas y cuando no.
La integración de la IA en el diseño de productos no es solo una tendencia, sino una evolución natural que refleja nuestro continuo avance hacia un futuro más conectado y tecnológicamente avanzado. Sin embargo, este futuro debe ser guiado por una comprensión profunda y un compromiso con los valores humanos y lo éticos, asegurando que la tecnología sirva para mejorar la experiencia humana en su conjunto.
En la reciente historia del diseño UX, hemos sido testigos de una unión entre evolución y revolución. La evolución se ha manifestado en el refinamiento constante de nuestras técnicas y en un entendimiento más profundo de las necesidades del usuario. Cada pequeño paso ha construido sobre el anterior, llevando a un diseño de experiencias más intuitivo y centrado en el ser humano.
Por otro lado, hemos vivido momentos de revolución, impulsados por avances tecnológicos y cambios en el comportamiento del usuario. Estos cambios radicales, como ver emerger con casas vez más fuerza la inteligencia artificial y el auge de los dispositivos móviles, han redefinido lo que es posible en el diseño, abriendo nuevas posibilidades y desafíos.
La interacción entre la evolución constante y las revoluciones ocasionales ha llevado al diseño UX a un punto donde no solo responde a las necesidades actuales, sino que también anticipa y de alguna manera moldea el futuro de la interacción humano-computadora.