¿Alguna vez te has topado con un elefante en la habitación?
Puede parecer un poco rara la expresión, pero es una metáfora que hace referencia a una verdad evidente y que es ignorada o pasa inadvertida en momentos como reuniones cotidianas, presentaciones aburridas, lluvias de ideas que no llegan a ningún resultado, la típica separación entre los tomadores de decisiones y los que ejecutan el trabajo, entre otras.
Regularmente estas prácticas generan sentimientos de frustración, además de dar esa sensación de ser excluido o no tomado en cuenta, lo que conlleva a cohibirse o evitar dar buenas ideas para que estas prosperen.
Las estructuras convencionales en las que las personas colaboran a diario suprimen, de forma involuntaria, la participación y el compromiso de los involucrados.
En base a esta necesidad nacen las estructuras liberadoras, que son herramientas y prácticas que ayudan a aumentar la productividad e innovación de equipos en cualquier espacio u organización. Adicionalmente, las estructuras liberadoras surgen para reemplazar prácticas indeseadas, ayudan a liberan a las personas para trabajar al tope de su inteligencia, aumentando sus capacidades y desatando su creatividad.
Las principales fortalezas es que inciden en nuestras rutinas; aplicar pequeños cambios en nuestros hábitos a la hora de reunirnos y articular los procesos de toma de decisiones puede tener un elevado impacto en el rendimiento de un equipo u organización.
Dentro de los muchos beneficios que ofrecen las estructuras liberadoras se encuentran:
Entre las ventajas que se logran gracias al uso de estructuras liberadoras se destacan que el aprendizaje de manera sencilla y su uso se puede expandir de forma “viral” dentro del equipo u organización. A su vez, permiten implicar a aquellas personas en contacto directo con un determinado problema en el diseño de la solución; es decir, aquellos que se encargarán de implementar la solución participan también en su definición. En lugar de que unos cuantos monopolicen las reuniones, todo el grupo trabaja de manera simultánea generando energía y positivismo en el grupo.
También son flexibles, por lo que se adaptan a todo tipo de problemas, situaciones, equipos u organizaciones.
Actualmente existe una colección de 33 formas o patrones de interacción que alientan, enriquecen y profundizan la colaboración entre los grupos, las cuales son categorizadas según el objetivo que se desee alcanzar. No obstante, esto no limita la posibilidad de aplicar más de un patrón dentro de un mismo equipo o instancia.
En este sitio web podrás conocer más detalles de las estructuras liberadoras y sus categorías.